La Gota y su Barbero
Este poemario fue escrito en 1994.
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Acabé. Y tenía razón: sólo el tronco sobra en los verdes abrazos.
Esperaré rimando mal como en aquellas tempranas excursiones:
mama
papa
¿qué? ¿qué? Justo el muñeco que ignoran las golondrinas al perseguirse.
Leeré naturaleza en el reservado, para luego citar a Thomas Mann en aquello:
Y el deseo se engendra por el conocimiento defectuoso
Fin de la paciencia:
iza el párpado con que excavar en esta derrumbada plantación de puntos,
y que el último espacio del cincel se encuentre en mis labios.
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